Desde el año 2005, Francisco Vergara se desempeña como bibliotecario de nuestro colegio, función que complementa con sus labores en soporte e informática. “Yo estudié en este colegio cuando se inauguró, cuando la Academia Iquique era una casa que quedaba en calle Vivar. Además, mi papá fue Inspector General acá durante mucho tiempo. Entonces conozco la historia de este colegio desde sus inicios, me tocó ver todo su crecimiento a través de los años y cómo se fue construyendo paso a paso, porque venía constantemente y en más de alguna ocasión terminé pintando mesas en el patio. Tengo una historia de muchos años en este colegio, es mucho más que solo un trabajo”, cuenta sobre su estrecha relación con nuestro establecimiento.

En la misma línea, Francisco agrega que “cuando era chico me gustaba mucho leer, así que iba mucho a la biblioteca. También me gustaba mucho jugar ajedrez. La biblioteca siempre ha sido un lugar para cierto tipo de niños, porque no a todos les gusta leer. Algunos vienen a leer comics, otros vienen a jugar ajedrez y otros simplemente vienen porque es un lugar tranquilo”.

“Siempre he buscado que la biblioteca sea un lugar cómodo para los niños, que sea de alguna forma como el living de su casa. Y también para mí es súper importante enseñarles a los niños ciertas normas que se deben mantener acá. Lo principal es el respeto, que es lo que siempre buscamos. Que ellos entiendan que no se puede correr acá, porque eso puede perjudicar a otro compañero. Que no pueden gritar, porque obviamente eso interrumpe a los demás. El clima de respeto es súper importante en este lugar y es lo que yo siempre trato de promover”, señala.

Sobre su labor en el colegio, Francisco señala que “es un poco invisible, porque muchas veces el resto no sabe lo que yo hago, solo ven que el trabajo está hecho. Por ejemplo, cuando llegan los textos escolares a principio de año yo soy el que los ordena, soy quien se encarga de ver que las listas estén como corresponde, de gestionar algunas plataformas, revisar que las actas lleguen a buen puerto en el Ministerio de Educación en el cierre del año. Entonces tengo mucha gestión administrativa por detrás que a veces va más allá de mis labores de biblioteca, pero que ayuda mucho”.

“Siempre he considerado que, más que un bibliotecario, soy un colaborador en este colegio, porque siempre cuando se necesita algo estoy ahí para tratar de buscar alguna solución. Eso implica que siempre debo estar actualizado, por eso estoy constantemente leyendo, estudiando o buscando la manera de mantenerme al día para poder cumplir los requerimientos de todas las personas que lo necesiten, ya sean profesores, administrativos o directivos del establecimiento”, apunta.