Nuestra profesora Ximena Valdés lleva 18 años trabajando en el Colegio Bulnes, único lugar en el que se ha desempeñado desde que se tituló de Pedagogía en la Universidad Arturo Prat. Con la autoridad que le da su experiencia, la docente asegura que “después de la pandemia los niños están distintos, pero siempre son distintos. Como profesores tenemos que adaptarnos y saber llevar esos cambios. Nos ha costado en general como sociedad y como adultos comprender todo esto que se produjo en la pandemia, hay conductas sociales que no fueron instaladas, los niños no saben muchas veces como relacionarse, principalmente cuando se volvió a la presencialidad. Pero hay que tener paciencia, especialmente en este trabajo en el que nos enfrentamos permanentemente al cambio”.

La profesora Ximena cuenta que su relación con el establecimiento va más allá de lo laboral, ya que además de ser apoderada actualmente, también fue alumna. “Tuve compañeros de colegio que fueron mis apoderados. Yo tengo a mis dos hijos acá en el colegio, mi hija está desde que tenía 3 meses en el Academín, ha pasado toda su vida escolar acá. Es un orgullo ver a mis alumnos egresados, ya tuve a mi primera promoción que el año pasado salió de la universidad”, afirma

En relación a los sellos y valores que destacan a nuestro establecimiento, la docente afirma que “el Colegio Bulnes es pequeño y eso hace que haya una comunidad en la que todos se conocen. El apoderado agradece mucho eso, porque estamos muy pendientes de todos. Sabemos lo que pasa en otros cursos, aunque no les hagamos clases, identificamos a los niños que están en 1° o 2° Básico y en el fondo todos atendemos a todos. Al no ser un espacio tan grande el apoderado se siente más seguro. Además, tenemos el apoyo de los inspectores, con quienes trabajamos de manera mancomunada, y hay una sincronización que le da seguridad al apoderado”.

“Creo que el legado de la Academia Iquique se lleva en la calidad académica que hemos tratado siempre de mantener como docentes. Pero nosotros como Colegio Bulnes tenemos un sello distinto, al ser una comunidad pequeña promovemos mucho el apego y la familiaridad, el preocuparse por el resto. Además, transversal a eso nosotros trabajamos mucho de manera valórica. Tenemos profesores que somos muy cercanos a los alumnos y siempre trabajamos con ellos en función de los valores, en el desarrollo como persona, que es algo que nos interesa mucho. A nosotros igual nos miden por el rendimiento académico, pero tenemos que intentar como profesores poder educar a los niños como buenas personas, como buenos ciudadanos. Ese creo que es el sello clave que tiene este colegio, que es la preocupación por los niños”, afirma.